Son muchas las quejas vecinales que ha recibido la concejalía de Seguridad Ciudadana y Sanidad, áreas que dirige Matilde Guillén, ante la presencia de excrementos caninos en los espacios públicos del municipio, que hacen que el transitar por aceras, parques y jardines se convierta en algo desagradable, molesto, insalubre e incluso peligroso, al ser factor transmisor de enfermedades.
"Dicha situación se torna aún más grave si tenemos en cuenta que esos excrementos se suelen encontrar en zonas de recreo frecuentadas por menores", señala al respecto la concejal.
Desde el año 1996, el Ayuntamiento ha intentando poner coto a este problema, sin mucho éxito, por lo que Guillén apela "a la conciencia cívica de los vecinos de Bullas, primeros interesados en que el nuestro sea un municipio limpio y saludable, para recordarles la necesidad de cumplir las obligaciones que conlleva la tenencia de una animal de compañía y, en particular, la necesidad de evitar que dichos animales depositen sus deyecciones en las aceras, paseos, jardines, y en general en cualquier lugar dedicado al tránsito de peatones y, cuando ello no fuera posible, la obligación que tienen de recoger y retirar los excrementos , mediante el empleo de bolsa, papel, recogedor, etc. y depositarlos en el contenedor más próximo".
Asimismo y desde la Concejalía de Seguridad Ciudadana se han dictado instrucciones específicas a la Policía Local para que extreme la vigilancia sobre el incumplimiento de esas normas cívicas básicas, a fin de que se sancione de acuerdo con la Ordenanza reguladora a quienes las infrinjan, contemplándose, a tal efecto, sanciones de hasta 500 euros en caso de no existir reiteración y hasta 2.000 euros cuando el incumplimiento sea reiterado.