La Alcaldesa, María Dolores Muñoz, junto con el Concejal de Cultura, Antonio José Espín y el Director del Museo del Vino, Salvador Martínez, mantuvieron un encuentro ayer con la Directora General de Patrimonio y Bienes Culturales, María Comas, para interesarse sobre el hallazgo de las tres estatuas de mármol de origen romano, de incalculable valor histórico y sentimental para Bullas, y pertenecientes al yacimiento arqueológico de Los Cantos del municipio.
Desde el Ayuntamiento de Bullas instan a Patrimonio y Bienes Culturales de la Comunidad Autónoma para que desde la Dirección General se hagan las gestiones necesarias encaminadas a que las esculturas regresen cuanto antes a Bullas. "No se puede alcanzar en su magnitud todo el yacimiento de la Villa Romana, sin estas piezas que forman parte del conjunto arqueológico", señaló la primer Edil.
Sobre la estatua que falta, ya que las tres esculturas forman parte de un grupo escultórico de cuatro imágenes que fueron encontradas en el Yacimiento a principios del siglo XX (1905-1909), Muñoz apremia a seguir buscando dada la gran relevancia que tiene para Bullas. Se trata del 'Niño de las Uvas', imagen que el Consistorio utiliza desde hace décadas para vincular esta población históricamente con la cultura del vino.
La operación llevada a cabo por la Guardia Civil, enmarcada en el Plan para la defensa del Patrimonio Histórico Español, aún continúa abierta, según informó la Directora General que mostró su compromiso de colaborar en todo momento con el Ayuntamiento de Bullas.
En estos momentos, técnicos del Ayuntamiento Bullas están elaborando un informe para dejar constancia sobre el hallazgo y vinculación de las esculturas con el municipio de Bullas, descubiertas por el entonces párroco de la localidad D. Juan Bautista Molina Núñez, quien se encargaría de fotografiarlas y documentarlas, así como de enviar dicha información a la Real Academia de la Historia.
Sobre las estatuas
Las cuatro estatuillas están labradas en mármol blanco y se han identificado como estatuas-fuente ya que conservan los orificios de entrada y salida que servían para conducir y hacer brotar el agua; lo que sirve para pensar que servirían de ornamento en los jardines de la Villa de Los Cantos.
Durante décadas, las 4 esculturas permanecieron en Bullas hasta que, tras el fallecimiento del párroco, sus familiares trasladaron las esculturas fuera del municipio y, de esta forma, perderse su pista hasta su rehallazgo en las recientes investigaciones policiales.
Las esculturas están fechadas en torno al siglo II d.C. e incluyen motivos ornamentales relacionados con la naturaleza que transmiten serenidad y felicidad (por ejemplo, llevan entre sus manos ocas o patos, niños que actúan como fuentes de agua, etc.); todo ello en consonancia con el objetivo de decorar una Villa y unos jardines que otorgaban distinción y prestigio a los propietarios de la misma.